Decir Adiós

decir adiós

Cuando perdemos a un ser querido duele, no es algo que ocurra todos los días, y nunca podríamos acostumbrarnos a ello. Estos últimos años lo hemos vivido mucho, debido a lo ocurrido en la pandemia, han habido más casos que hace unos años. Sin poder despedirnos, sin poder decir adiós.

Yo perdí a personas queridas hace años, y personas que quiero han pedido seres queridos hace poco, veo como están devastados, por ser una perdida repentina, cuando todo parecía estar bien, de repente desaparecen. Sin dar tiempo a hacerse a la idea.

Unos no sabe cómo afrontarlo, no lo asimilan, se sienten perdidos, incluso actúan como si realmente no se hubieran ido, como si todavía siguieran aquí. Otros caen en la desesperación más profunda posible, los echan de menos, y no pueden hacerse a la idea de vivir sin ellos. Es un proceso duro, y cada uno tenemos nuestro tempo. Nunca hay que presionar en estos casos, simplemente tenemos que estar cerca de esas personas que han perdido a alguien, por si pudieran necesitar nuestro apoyo.

Se que para algunos la mejor forma de avanzar es estar ocupado, salir mucho, no pasar tiempo donde esa persona solía estar, tener la mente ocupada para no pensar en ello. Mientras otros necesitan su tiempo a solas donde más puedan recordarles, para mantener viva su memoria y poder asumirlo.

Cuando tuve que decir adiós

Os voy a contar mi caso, yo perdí a mi abuelo materno hace ya bastantes años, y era muy cercana a él, pasábamos mucho tiempo juntos, hacíamos muchas cosas juntos, y por ejemplo, siempre en fiestas locales íbamos a ver los fuegos artificiales juntos, cuando se fue ya no pude ir a verlos por unos años, y cuando empecé a ir, me entraba mucho sentimiento, tanto que me ponía a llorar, le echaba de menos. Era duro saber que ya no podría volver a verle, volver a escucharle refunfuñar, ni volver a sentirme consentida y querida por él. Pero hay que seguir adelante.

Cuando mi madre me dijo que ya no estaba, me encerré en mi cuarto a llorar, desconsolada, rota, pedí a mi mejor amiga que viniera, y en cuanto le dije lo sucedido no tardó ni diez minutos en aparecer. Sabía que ella vendría. Estuvo abrazada a mi toda la tarde, me dejó llorar, y cuando volvió a su casa yo parecía otra persona, había sacado todo de dentro.

A los pocos días, en el funeral, nos juntamos toda la familia, y como mi abuelo hubiera querido, fuimos a comer a un restaurante todos juntos y justamente a uno que a él le gustaba muchísimo, comimos su comida favorita, en su honor. Muchos pensarán que es horrible ir de comida y algunos dirán que estábamos celebrando porque se había ido. Pero realmente estábamos celebrando los años que nos acompañó, porque pese a ser una persona difícil con la mayoría, era buena persona. Me hizo muy feliz, y me ayudó mucho el enfoque de mi familia.

Hoy en día todavía lo recuerdo, y creo que lo recordaré siempre. Hay muchas anécdotas que me hacen feliz, y aunque a veces al recordar me emociono y me entran ganas de llorar, nunca se me ocurriría olvidar. Porque para mi es una persona muy valiosa, aunque ya no esté conmigo.

Nunca cambiaría los momentos vividos con él. Como creo que si realmente aprecias a alguien nunca decidirías olvidar, porque esas personas son quienes nos hicieron ser quienes somos ahora. Gracias a ellos hemos aprendido a valorar el tiempo con las personas, a apreciar los pequeños momentos de la vida, a decir adiós.

Si quieres leer contenido similar haz clic aquí­.

4.6/5 - (11 votos)

Sin comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Configurar y más información
Privacidad