Sobre Mi

Recuerdo cuando era pequeña, mi afición comenzó cuando mi madre me hacía leer todas las noches aunque fuera media hora antes de dormir, empecé a interesarme en las historias, empecé a amarlas. 

Con los años devoraba libros como si fuesen un alimento necesario para sobrevivir. Las historias me salvaron. Tenía problemas con las amistades, poco a poco no se si fui yo o fueron ellos, pero terminé quedándome sola, la mayoría de mis amigos dejaron de hablarme, cosa que no ocurría sola, cuando estuve estudiando en la universidad me lesioné, no tuve más remedio que dejarlo porque no podía seguir, llegué a no tener movilidad en los brazos durante bastante tiempo. A parte, los problemas en casa solo hacían que empeorar, mi madre se separó de su pareja y hubieron muchos problemas debido a ello. Y no solo eso, sino que mi madre cayó enferma y tuve que cuidar de ella. Fue una época bastante oscura. No tenía con quién desahogarme, no tenía con quien hablar. La situación me empezaba a pasar factura, ya que los pilares que me mantenían a flote se rompían uno a uno.

Solamente la lectura me daba momentos de paz. Y como forma de expresarme, comencé a escribir. Primero escribía textos, hablando sobre temas diversos, hablando sobre cómo me sentía. Intentando animarme a mi misma con ello. Con el tiempo empecé a escribir historias. Mi sueño era, y sigue siendo, que mis lectores, aunque sean pocos, se sientan de la misma manera que yo me sentí al leer los libros de mis autores favoritos. Quería emocionar a la gente, hacerlos reír, hacerlos llorar, hacerlos sentir el amor, el temor. 

El primer cuento que terminé es muy importante para mi, “El espejo”. Un cuento de miedo, lo curioso es que no soy capaz de ver, leer o escuchar cualquier cosa de miedo. Soy la primera en gritar cuando dan un susto o la primera en tener pesadillas. Y os contaré un secreto, no tan secreto, mientras estaba escribiendo ese cuento, tuve que pedirle a mi madre que se sentara cerca mío, porque realmente estaba aterrada. En mi cabeza estaban sucediendo todas las cosas con todo tipo de detalles. 

La primera vez que intenté que alguien leyera mis cuentos, fue una amiga mía también aficionada a la escritura. Le gustó lo que escribí, por lo que me armé de valor y decidí mostrárselo a más personas. Muchos me dijeron que les gustó, incluso intenté presentarlo a un concurso, pero no llegué al plazo. La profesora me alabó, y eso me hizo sentir muy orgullosa de mi creación.

Con todo ello me animé a escribir más cuentos, comencé un blog hace varios años, y una persona anónima me comentó cuando estuve tiempo sin publicar y me dijo “Tus textos me han ayudado a sobrellevar mis asuntos personales, y llevas tiempo sin publicar, así que espero que todo esté yendo bien.” Cuando regresé al blog y lo leí, mi primera reacción fue ponerme a llorar. Me emocionó haber podido ayudar a un completo desconocido. 

Terminé otro cuento, en este intenté darle drama, mostrar sentimientos de pérdida y superación. Creo que me salió bastante bien. El siguiente fue un cuento sobre la vida misma, la capacidad que tiene el ser humano de conocer distintas personas en un viaje introspectivo. 

Ahora mismo también tengo varias historias en mi cabeza, y poco a poco voy desarrollándolas, se que aquello que escribo no es perfecto, pero poco a poco espero ir mejorando. Y poco a poco espero que más personas disfruten de aquello que me apasiona.

La escritura, junto con la lectura, me ha sacado del atolladero. Ahora puedo expresarme con más facilidad, he logrado tener muy buenas amistades, personas que me apoyan, personas que me quieren. Y esas personas son las que me alientan a seguir adelante. Los problemas que sufrí años atrás van disminuyendo, las cosas van mejorando, y yo quiero seguir mejorando. Espero poder mostrar con mi escritura que la vida pese a no ser fácil, si no nos rendimos, todo puede mejorar. 

Porque de como yo empecé a escribir, a como estoy ahora, no parezco la misma persona.