«Hay veces en las que simplemente sientes vacío en tu interior, no sabes porque, te paras a pensar y llegas a la conclusión de que tu vida no es tan mala como para estar así. Pero no puedes remediarlo, intentas buscar un motivo, buscas y buscas en tu interior, pero no encuentras nada. No sabes por qué pero solo quieres encerrarte en ti mismo, sin ver a nadie, sin hacer nada, porque sabes que eso no es lo que necesitas en este momento. Porque sabes que eso solo empeoraría tu estado. Porque aunque no lo quieras, el relacionarte con los demás hace que escondas tu dolor, que finjas que todo está bien cuando no lo está. Que finjas estar bien aunque te rompas por dentro, aunque te sientas morir poco a poco.
Te vuelves más inestable, intentas mejorar, ser positivo, y cuando lo logras, por un momento aunque sea, enseguida vuelves a caer, el vacío no se marcha. Hay un hueco en tu pecho que duele, algo falta, pero sigues sin saber qué es. Vuelves a buscar en tu interior, paras, respiras, y te pones a pensar… ¿Qué será? No llegas a ninguna conclusión. Y así sigues, roto, sin remedio alguno. Empiezas a preocupar a los demás, y eso hace que empeores. Porqué es lo último que quieres, causar dolor, o simplemente que no sepan cómo reaccionar contigo.
No hay nada que en este momento te ayude, no hay nada que te salve de esa miseria en la que te has metido, porque sabes que has entrado tú ahí solo. No lo has hecho queriendo, lo sabes, pero no lo has podido evitar. Te aíslas por completo de todo y de todos. Y no mejoras, solo haces que empeorar, escuchas música, te absorbe, pasa el tiempo, estás quieto, simplemente sintiendo ese dolor en el pecho. Notas como un agujero negro que te impide respirar, que te impide ser quien solías ser, que va aumentado en tamaño mientras sigues empeorando. Comienzas a sentir más y más dolor, hasta que ese dolor te consume, y simplemente todo se acaba…»
Si quieres leer contenido similar haz clic aquí.
Sin comentarios